martes, 13 de marzo de 2018

Crece el rechazo ciudadano en las urnas

Una de las formas menos problemáticas que el cubano tiene para demostrar lo que piensa

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Niños cubanos “custodiando” un colegio electoral (EFE)
GUANTÁNAMO, Cuba.- Este martes el sitio oficialista Cubadebate publicó los datos preliminares del resultado de las votaciones para delegados a las Asambleas Provinciales del Poder Popular (APPP) y diputados a la Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP), ofrecidos por Alina Balseiro, presidenta de la Comisión Electoral Nacional (CEN).
Según la señora Balseiro informó a la prensa oficialista, resultaron electos —algo que ya se sabía pues en Cuba no hay contienda política ni programas alternativos al del partido de la dictadura— los 605 candidatos a diputados a la ANPP y 1265 delegados a las APPP.
Se trata de algo esperado atendiendo a las características del amañado proceso electoral cubano, controlado de principio a fin por el Partido Comunista y la Seguridad del Estado, que impidieron la postulación de más de un centenar de opositores pacíficos en las asambleas de vecinos con diferentes artimañas, amenazas y detenciones. Téngase en cuenta que la mitad o más de los diputados a la ANPP pueden ser elegidos “a dedo” por la Comisión de Candidatura y algo similar ocurre con los delegados a las APPP. Tanto en uno como en otro caso, estas personas son “elegidas” para esos cargos por menos del 1 % de los ciudadanos con derecho al voto en circunscripciones o distritos electorales de los municipios o provincias que luego van a representar en dichos órganos de gobierno.
Pero lo interesante de estos datos aportados por la presidenta de la CEN es que se confirma la tendencia al crecimiento del rechazo de la población con derecho al voto al modelo castrista, sea ausentándose de la votación, anulando las boletas o depositándolas en blanco.
Según los datos preliminares votó el 82.90% de los electores inscritos para votar, que eran 8 926 575, por lo que no asistieron a las votaciones 1 526 445 ciudadanos, que representan el 17.10% de los votantes inscritos. Fue anulado el 1.26% de las boletas, cifra que representa un total de 93 241 votantes y fueron depositadas en blanco el 4.32%, que representa la cifra de 319 685 ciudadanos. Si sumamos la cifra de ausentes con la de los ciudadanos que anularon la boleta o las depositaron en blanco obtenemos que 1 939 372  votantes expresaron de esta forma su inconformidad con el castrismo, cifra que representa el 21.72% de los inscritos para votar. Aclaro que el parte ofrecido por la CEN  sólo se refiere a las votaciones con respecto a los diputados a la ANPP, no a las constreñidas a la votación de los delegados a las APPP.
Si tenemos en cuenta estos resultados preliminares y los confrontamos con los datos publicados por el periódico Granma el pasado 28 de noviembre de 2017, donde se dieron a conocer los resultados finales de las votaciones del domingo 26 de noviembre de 2017 para “elegir” a los delegados de las circunscripciones del poder popular en cada municipio del país, apreciamos que aumentó el número de personas inscritas como votantes pero decreció el por ciento de asistencia a las urnas (89.02 % antes y 82.90% ahora), aunque según la CEN aumentó el número de boletas válidas (94.42% ahora frente a un 91.79% en noviembre pasado) y disminuyó el de boletas anuladas (1.26% ahora frente a un 4.07% antes). Sin embargo aumentó el número de boletas en blanco (4.32% ahora frente a 4.12% antes) y el número de personas que se abstuvieron de ir a votar ( 1 526 445 ahora frente a 938 425 en noviembre del 2017) pese a que el número de votantes aumentó en 377 967 con respecto a los inscriptos para las votaciones de noviembre de 2017.
No podemos perder de vista el hecho de que en Cuba estos procesos no son inspeccionados por ningún organismo internacional por lo que su transparencia siempre será cuestionada, mucho más cuando en estos comicios el pueblo no tiene acceso a la conformación de los partes en las comisiones electorales municipales, provinciales ni en la CEN.
Y aunque la CEN se nos aparezca algunos días después —como ocurrió con las votaciones de noviembre de 2017— con un ajuste final que en aquella oportunidad fue una falta de respeto a la inteligencia humana, el rechazo popular al castrismo se hace evidente en estos procesos, una de las formas menos problemáticas que el soberano tiene para demostrar lo que piensa, aunque la opción de no asistir a estas mascaradas continúa siendo, en mi opinión, la mejor de todas, no sólo porque dificulta más cualquier intento de manipular los resultados sino porque tipifica la conducta más digna por estar desprovista de simulación.

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